Cuando se hace algo como esto que no entra en ningún canon convencional y se rompen ataduras impuestas por la rutina del día a día y la monotonía que nos mata lentamente, se generan campos energéticos diferentes que ayudan a esclarecer algo en el interior para que al final quede una enseñanza de cómo vivir con normalidad esta extraña vida.
Este fue uno de los actos psicomagicos mas duros que he realizado. en primera estancia pensaba que no iba a ser tan demoledor ya que no tuve tiempo de racionalizarlo por que decidí hacerlo dos días antes de la verbena de San Joan, solsticio de verano con el día mas largo y la noche mas corta… el día señalado y ya por la tarde, me dispuse a hacer un listado de etiquetas impuestas por la sociedad, la familia y yo mismo, vinieron a mi mente todo tipo de desvaríos, pensamientos negativos, recuerdos dolorosos, palabras cargadas de veneno he imágenes de pesadilla que me acondicionaron a un peculiar estado de tristeza y desesperanza. Cabe señalar que inmediatamente al ponerme en esta horrible tarea, me empecé a cagar literalmente en los pantalones por que ya sabia lo que se venia cuando saliera a la calle con esa bizarra pinta. como siempre, y cuando te lanzas al abismo, la magia empieza a brotar de cualquier rincón, adquieres un sentido de la fortaleza y la purga de esas corazas podridas y enfermas empieza a dar respuestas en una danza espiritual que va desde el asombro, el terror y la curación como en una mágica ceremonia de Yagé.
Todo salio bien, sobreviví y al ver como la percepción de mi mismo cambiaba podría decir que esta experiencia fue una de las mas queridas y horrorosas que he vivido.
Cada vez soy mas conciente de lo que nace cuando se rompen estos moldes y uno da los primeros pasos en la vía de la curación, esto me hace feliz, mas grande, mas humano y mejor persona. Se disuelven los egos, la gilipolles perpetua…
Con estos actos y tomando medicina ancestral, por primera vez en mi vida empiezo a ver la luz al final del túnel.
(Con las etiquetas hice una bola al final de la noche y a las 12 en punto las queme y tome un poco de cenizas que me bebí con una copa de vino)
Fotos: Kristel Verbanck

















































































Fotos: Kristel Verbanck